La radiofrecuencia facial lleva décadas copando las listas de los tratamientos estéticos favoritos. De hecho, aunque son infinitas las tecnologías que se han ido desarrollando a lo largo de los últimos años, nunca deja de ser uno de los más demandados. Sus virtudes son de sobra conocidas: combate la flacidez, mantiene a raya las arrugas y su efecto flash es de impacto. Pero ¿cómo consigue que aparentemos menos años sin necesidad de pisar un quirófano? Porque estimula la producción de colágeno recuperando la tensión del tejido y combatiendo la temida flacidez. Y lo consigue gracias a la tecnología que calienta los tejidos nutriendo desde el interior, mejorando la firmeza de la piel, favoreciendo la circulación sanguínea y linfática, aportando un extra de hidratación y luminosidad, responsables también del rejuvenecimiento que se refleja en la piel.

A partir de los 30 es un momento magnífico, consiguiendo matizar las primeras arrugas y los signos de envejecimiento. Con la radiofrecuencia facial es posible.
¿Cuál es su secreto?
Trabaja provocando un calentamiento a través de las diferentes capas de la dermis, estimulando los fibroblastos y provocando la formación de colágeno y elastina. Los tejidos recobran la elasticidad aportando firmeza y tersura. Además, al mejorar el drenaje linfático, incrementamos la luminosidad, redensificamos el rostro y provocamos un efecto lifting inmediato.
Sus virtudes
* Reestructura el colágeno favoreciendo la elasticidad de los tejidos aportando firmeza y disminuyendo las arrugas finas.
* Mejora la circulación sanguínea y el drenaje linfático liberando nuestro cuerpo de toxinas.
* Es indolora, incluso de sensación placentera, tanto por la destreza profesional al trabajar sobre el rostro como por el calor que produce.
¿Existe una edad ideal para iniciarse en la radiofrecuencia facial?
A partir de los 30 es un momento magnífico, consiguiendo matizar las primeras arrugas y los signos de envejecimiento. De hecho hay personas que por su morfología empiezan a sentir flacidez a partir de los 30, bien por genética o por delgadez. Algo que podemos apreciar con frecuencia en personas deportistas que tienen buen músculo pero el tejido, a nivel superficial, está flácido. Algo más común en mujeres que en hombres y que se incrementa a partir de los 40. No debemos olvidar que la alteración de las hormonas femeninas afecta directamente a la tersura y al tono muscular. Cuando baja el nivel de estrógenos tendemos a sufrir deshidratación y se afina nuestra piel. Al final, todo se traduce en flacidez. Momento perfecto para trabajar el rostro con radiofrecuencia.
Aunque los resultados se aprecian con rapidez, son de impacto cuando realizamos un tratamiento continuado e intensivo. Siempre bajo diagnóstico personalizado establecemos el número de sesiones según el estado de la piel y las necesidades de cada uno. Su efecto acumulativo consigue mejorar de manera generalizada y natural cara, cuello y escote.
¿Tiene efectos secundarios?
Son muy poco frecuentes y si te pones en manos profesionales improbables. Solo debes evitarla durante el embarazo, la lactancia y en casos de cardiopatías graves, prótesis metálicas, y otras contraindicaciones prescritas médicamente.
Lo último en radiofrecuencia facial: ENDYMED PRO
Es el último tratamiento antiaging basado en una tecnología exclusiva de radiofrecuencia fraccionada. A través de microagujas produce columnas de coagulación en el tejido. Permite la renovación en profundidad de la piel del cuello, tensando y rejuveneciendo.
Resultados: desde la primera sesión, muy efectivos después de la sexta.
Duración de los efectos: un año, aconsejando mantenimiento cada 6 meses.